martes, 22 de marzo de 2011

El Pichón de Roces

Aquí está el primer ganador de la encuesta del blogdelosjugones. Su nombres es Juan Castaño Quirós, pero es conocido mundialmente como Juanele, El Pichón de Roces.

Un 10 de abril de 1971 nació en Gijón una de las perlas futbolísticas más importantes del fútbol asturiano. De su liviano cuerpo y sus garrillas se quedó con lo de "Pichón". Lo de Roces lo tomamos gracias al barrio gijonés donde se crió.

El delantero asturiano formó junto a Luis Enrique, Abelardo, Iván Iglesias y Manjarín la quinta de los yogurines y dio sus primeras tardes de fútbol en el mítico estadio gijonés de El Molinón.
Comenzó su carrera profesional en la temporada 1991-1992, y a pesar de que en sus inicios jugaba de delantero centro, con el paso de los años retrasó su posición hasta la mediapunta donde consiguió demostrar sus grandes cualidades.

Siempre recordaremos de él sus inicios en el Sporting de Gijón como sucesor de un grandísimo Luis Enrique que se marchó al Real Madrid. En su ciudad natal jugó tres años a un nivel espectacular hasta el punto que Javier Clemente contó con él en el Mundial de USA 94. Su caché subió después de aquel verano de 1994 y sonó en varias ocasiones para el Dream Team de Johan Cruyff, pero finalmente recaló en el Tenerife.

En su primera temporada en el club isleño le costó adaptarse a un nuevo equipo con otras aspiraciones más ambiciosas. Juanele no contaba apenas para Vicente Cantatore y el equipo no cumplió las expectativas creadas, así pues, los malos resultados acabaron con el cese del entrenador. Entonces llegó el alemán Jupp Heynckes para enderezar el rumbo de un equipo que había perdido todos los valores de buen fútbol adquiridos un año antes por el EuroTenerife de Jorge Valdano y Fernando Redondo que se marcharon al Real Madrid tras un grandísimo año.

Con Heynckes, tanto la situación del Tenerife como la del Pichón cambiarón radicalmente y otra vez se pudo disfrutar del exquisito fútbol que poseía el asturiano.
Siempre destacaba en las grandes ocasiones. Nunca se arrugaba. Cuanto más importante era la batalla más brillaba su fútbol. Barça y Real Madrid sufieron su calidad en la Liga Española. Lazio y Feyenoord sucumbieron ante el Pichón en la UEFA.

De nuevo, su fútbol tuvo algún altibajo debido a su carácter y a sus rencillas con algunos entrenadores. Tras un par de años difíciles con el Tenerife, el equipo acabó descendiendo a la segunda división y Juanele decidió cambiar de aires y aceptar la oferta del Real Zaragoza.


Aquí, personalmente, es cuando más he podido disfrutar del asturiano y de sus innumerables demostraciones de calidad. Bajo las órdenes de Txetxu Rojo, el Zaragoza hizo una de las mejores temporadas ligueras de su historia, teniendo opciones de ganar el campeonato en la última jornada de Liga. Finalmente fue el Deportivo de la Coruña el campeón, pero quedaron en el recuerdo momentos legendarios para la historia zaragocista, como por ejemplo aquel 1-5 al Real Madrid en el Santiago Bernabeu con un auténtico recital de Juanele y Savo Milosevic.

Aquel maravilloso Zaragoza se descompuso con la venta de Milosevic al Parma y Juanele se
limitó a demostrar su calidad con cuentagotas. Su físico comenzaba a pasarle factura y se convirtió en un jugador de segundas partes que era capaz de revolucionar un partido cualquier momento. Colaboró en la conquista de dos Copas del Rey con el equipo maño y en Zaragoza se le conocía como el auténtico "Rey de Copas", gracias también a sus ha bituales salidas nocturnas con su inseparable compañero de equipo Jose Ignacio.

Su amor por el fútbol le hizo jugar en varios equipos de Segunda División B, Tercera División y Regional Preferente, pero sus problemas personales y sus constantes depresiones le han apartado del fútbol temporalmente. En sus últimas declaraciones afirmó que deseaba volver pronto a jugar con los veteranos del Sporting. Esperamos que sea pronto, porque cuando el Pichón lleva un balón en los pies él es feliz y nos contagia toda esa felicidad y alegría con la que juega al fútbol.

by RUBENS


1 comentario:

Rubens dijo...

Fernando Hierro no se andaba con tonterías